miércoles, 1 de mayo de 2013

ARCHIPIÉLAGO DRON: Sobre el proceso de trabajo




Es un lugar común hablar de eso de la "soledad del escritor". En nuestro caso, nunca hemos estado muy solos, al menos, al leer los textos, nos dábamos las réplicas el uno al otro. También es común la sensación de que, en algún momento, esos personajes que tienes en la cabeza empiezan a hablar y a comportarse de manera concreta, según las reglas que comienzan a dominar un universo hasta entonces brumoso. Lo que no es común, es tener la posibilidad de que ese universo cobre vida y se conforme durante el propio proceso de escritura. Lo más normal es que el autor escriba el texto (su hipótesis) y cruce los dedos para que, durante el proceso de puesta en escena, ésta se sostenga por sí misma y, si no es el caso, intervenir para corregir los fallos que allí se descubren. 

Ya durante nuestra experiencia en el laboratorio En Blanco, organizado por ETC Cuarta Pared, tuvimos la suerte de probar cómo funciona el proceso cuando le "das la vuelta a la tortilla". Durante los tres meses que duró el laboratorio de escritura dramática, pudimos compartir las propuestas y dudas con el resto de dramaturgos y directores participantes, además de contar con los consejos y aportaciones de nuestros tutores (Borja Ortíz de Gondra y Javier Yagüe), quienes supervisaban el proceso. Pero lo más importante es que tuvimos la oportunidad de encararnos con nuestros personajes... en carne y hueso. Con la obra todavía en construcción tuvimos la ventaja de "probar" la historia trabajando mano a mano con los actores: nosotros decíamos de qué iba la escena, qué buscábamos, qué queríamos contar, y los actores construían la escena a partir de improvisaciones. El resultado fue un proceso de creación y experimentación colectiva que enriqueció la obra enormemente.

Este proceso es el que precisamente estamos replicando en Archipiélago Dron. Aprovechamos además el propio espíritu del Colaboratorio y sus mecánicas de creación e investigación por parte de los actores para enriquecer esta dinámica de trabajo colectivo. En una primera fase del proyecto, los dramaturgos presentemos a los actores del Colaboratorio la propuesta temática. De ahí surgió un trabajo de reflexión colectivo en el que todos opinamos sobre las diferentes escenas, se propusieron algunas nuevas, se cuestionaron otras ,se replantearon enfoques... De manera que entre todos se conformó el primer abanico de islas con el que nutrir el archipiélago argumental de la obra. 

Una vez realizado ese paso, los dramaturgos elaboramos una primera propuesta de protocolo "Archipiélago" en donde se sentaban las bases de las posibles islas-escena y sus posibles factores de progresividad (de ahí surgieron nuestro piloto, reportera, los científicos, el jugón...). Lo siguiente fue vital para el proceso: los actores y actrices del Colaboratorio confrontaron ese material dándole vida. A partir de las consignas formuladas en el protocolo, se hicieron varios ejercicios de improvisación en donde ellos empezaron a crear la "partitura" de la obra: explorando cómo se combinaban las islas entre sí, los ritmos, detectando problemas de progresividad y, lo más importante, aportando cosas que los dramaturgos no habíamos contemplado. Así fue como Delfín descrubrió el posible despertar ético del piloto; Raquel la relación asimétrica de enfrentamiento de su personaje (la reportera) con su editor; el poder del silencio con que Carmen dotaba a su personaje de esa idea (tan Mayorga) de que la violencia arrebata la voz a las víctimas dejando solo el silencio por respuesta;  o el descubrimiento de Eva del uso de las preguntas a la política en la rueda de prensa como factor de cohesión entre islas.

El caso es que, gracias a ese trabajo conjunto, el material que llevamos a las sesiones del Colaboratorio dio un giro de 180 grados y que nos hizo replantear la escritura.

Y ahora estamos en esta nueva fase. Tras un período de escritura, los dramaturgos hemos vuelto a la sala para presentar el nuevo material y confrontarlo con los compañeros del Colaboratorio. Va a ser largo. Hay mucho material por delante. Pero va a ser un paso decisivo para seguir construyendo la obra. No sabemos qué saldrá de este nuevo encuentro, pero seguro que será enriquecedor.

QY Bazo

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